El peral resiste mejor el frío y el hielo que el calor, ya que la sequía y el calor extremo le afecta bastante, aunque el clima perfecto para este árbol es un clima templado y fresco.
El suelo ideal debe ser rico, profundo, de subsuelo permeable y poco calcáreo, aunque el peral tiene la facultad de adaptarse también a otros tipos de suelos, como el arcilloso, pero también depende mucho de la planta sobre la que se ha injertado.
Como plantar un peral:
Se debe abrir un agujero de un metro de profundidad, más o menos, la época ideal es a finales de otoño o principios de invierno, cuando los árboles de hoja caduca han tirado todas sus flores y están parados de sabia, la distancia a la que se deben poner las plantas una de otra depende mucho de la variedad y la altura del tallo, pero generalmente se pone a una distancia de tres metros.
Cuidados:
Lo ideal para el peral es hacer un labrado en otoño, otro en primavera y otro al comienzo del verano, y aplicar el abono correspondiente, que suele ser estiércol, superfosfato, abono potásico y abono de nitrogenados minerales.
También hay que sulfatar al árbol máximo cada 10 días contra las plagas que le suelen atacar.
Multiplicación por semillas e injerto:
La multiplicación de este árbol se puede realizar por semillas y no se aconsejan que estas tengan más de seis o siete meses y se siembran en Otoño.
El injerto es la técnica más usada para los perales, siendo el membrillero uno de los árboles preferidos para injertarlo.
Los perales injertados sobre membrilleros requieren suelos ligeros y húmedos, no compactos, en zonas que sean relativamente frescas.
Recolección de los frutos, La Pera:
La recolección ha de hacerse antes de que los frutos alcancen la maduración completa, de lo contrario aguantarán muy poco antes de pudrirse o se caerán del árbol.
Si quieres saber más cosas sobre este árbol, las plagas que lo afectan y la poda pincha en este vídeo:
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